Por
James Clear
Las
primeras horas del día determinan tu desempeño a lo largo de la jornada. Crea
una rutina que despierte a tu cerebro y cuerpo.
Aproximadamente,
te despiertas alrededor de 25,000 mañanas en tu vida adulta. Cuando me di
cuenta de este dato, empecé a pensar cómo podía tener una mejor rutina
matutina. Aunque aún tengo mucho que aprender, existen algunas estrategias que
puedes usar para sacarle el máximo provecho al inicio de tus días. Te comparto
las ocho que he encontrado más efectivas:
1.
Administra tu energía, no tu tiempo
Si
te tomas un momento para pensarlo, probablemente te darás cuenta que haces
mejor las cosas a ciertas horas. Por ejemplo, mi energía creativa es mayor en
la mañana, por eso escribo casi siempre en las primeras horas.
A
comparación, bloqueo mis tardes para hacer entrevistas, llamadas y enviar
emails. No necesito que mi energía creativa esté alta para esas tareas, por lo
que es la mejor hora para hacerlo. Y tiendo a hacer mis mejores ejercicios por
la noche o temprano en la mañana.
Así
que piensa: ¿Qué tipo de energía tienes en la mañana? ¿Qué tarea se ajusta
mejor a esa energía?
2.
Prepárate la noche anterior
Esto
no lo hago tan seguido como debería, pero es recomendable usar algunos minutos
de cada noche para organizar los pendientes del día siguiente. Cuando lo hago
bien, defino el tipo de artículo que escribiré al día siguiente y creo una
lista de los elementos importantes para lograrlo. Me toma 10 minutos hacerlo y
me ahorra tres horas al día siguiente.
3.
No abras tu mail hasta la tarde
Suena
simple, pero nadie lo hace. Me tomó un tiempo deshacerme de mi urgencia de
abrir mi bandeja de entrada, pero pronto me di cuenta que todo puede esperar
algunas horas. Nadie te va a enviar un email de emergencia, así que no lo revises
durante las primeras horas del día. Usa la mañana en lo que es más relevante.
4.
Apaga tu celular y déjalo en otra habitación
Pont
u teléfono fuera de tu vista. Esto elimina la necesidad de revisar mensajes,
notificaciones de Twitter y Facebook, etcétera. Esta simple estrategia evita
que dividas tu atención en tareas sin importancia.
5.
Trabaja en un espacio fresco
¿Has
notado que te sientes aletargado y fastidiado en una habitación caliente?
Disminuye la temperatura para aumentar el enfoque de la mente y el cuerpo.
6.
Siéntate y párate
Tu
cerebro necesita oxígeno para funcionar. Tus pulmones necesitan expandirse o
contraerse para llenar a tu cuerpo de oxígeno. Suena simple, pero hay un
problema: la mayoría de las personas pasan casi todo el tiempo sentados
encorvados viendo a la computadora y escribiendo.
Cuando
te sientas encorvado, tu pecho está en una postura colapsada y tu diafragma
aprieta la parte inferior de tus pulmones, lo que dificulta la respiración
profunda. Siéntate derecho y levántate seguido, así podrás respirar mejor. Como
resultado, tu cerebro recibirá más oxígeno e incrementará tu concentración.
Tip:
Cuando me siento, generalmente pongo una pequeña almohada en mi espalda. Esto
me mantiene en una postura más derecha.
7.
Come como recompensa de trabajar duro
Tómate
un momento para pensar cuánto tiempo usas al día pensando, planeando y
consumiendo alimentos. Evita gastar mucho tiempo en la mañana comiendo,
cocinando o limpiando. Mejor, consume algo que sea fácil de comer, y usa tus
mañanas para trabajar. En la tarde, come bien como una recompensa.
8.
Desarrolla una rutina pre-juego para empezar tu día
Mi
rutina matutina empieza tomando un vaso de agua fría. Algunas personas
comienzan su jornada con 10 minutos de meditación. De manera similar, debes
tener una secuencia ritual. Estas pequeñas rutinas envían señales a tu cerebro
de que es momento de trabajar o hacer ejercicio. Adicionalmente, una rutina
pre-juego te ayuda a superar la falta de motivación y a hacer las cosas, aunque
no tengas ganas.
Al
igual que es poco probable que una persona alcance el éxito de la noche a la
mañana, también es poco probable que logres una buena rutina rápidamente. La
mayoría de los comportamientos poco productivos y saludables son el resultado
de pequeñas decisiones graduales que crean malos hábitos.
La
buena noticia es que los resultados excepcionales también son resultados de
decisiones diarias consistentes. Y nunca más cierto que en la rutina matutina.
La forma en que empiezas el día, es como lo terminas.
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