Por: Coach
Martín Sánchez
ActionCOACH
Sureste México
La mayoría de los dueños de negocios no logran consolidar sus
empresas por lo que tienen en realidad un empleo de por vida.
Hay algunas consecuencias negativas al ser dueños de un empleo y
no de un negocio:
1. Ser dueño de tu empleo, dejará de darte ingresos cuando dejes de
trabajar en el, en lugar de darte un ingreso pasivo.
2. Muy posiblemente el negocio deje de funcionar cuando quieras
pasarlo a tus hijos o venderlo a un tercero.
3. En lugar de dedicarte a crear nuevos negocios que funcionen
también sin ti, estarás atrapado operando uno de ellos.
4. Cuando falles, fallará tu negocio. Ya sea por salud, cansancio o
aburrimiento, cuando tu desempeño baje, lo hará también el de tu negocio.
5.
Quizás logres que alguien se haga cargo del negocio, pero sigues
sin tener un negocio pues cuando esa persona se vaya, el negocio seguirá igual
que antes.
Si te gustan las cosas simples y en
síntesis, debo decirte que las 7 razones tienen que ver con el dueño. La razón
por la que muchos negocios no funcionan sin sus dueños es por lo que hacen o
dejan de hacer estos dueños.
Espero que nadie se ofenda por esta afirmación, de hecho, es un
gran mérito que el negocio funcione con el dueño, ya que la gran mayoría de las
empresas simplemente dejan de funcionar y cierran sus puertas con enormes
pérdidas y frustraciones. Si tienes una empresa rentable que sigue funcionando
después de 4 o 5 años de operación, eres parte de una minoría privilegiada.
Pero ¿a qué costo los empresarios mantienen sus negocios operando? Muchas veces
les cuesta literalmente la vida, lograrlo.
La primera razón por la que el negocio no funciona sin el dueño,
tiene que ver con lo que el dueño piensa con respecto al negocio.
“El que tiene tienda,
que la atienda”, “A ojo del amo engorda el caballo”. Estos dos dichos populares
reflejan muy bien lo que nos han enseñado sobre negocios nuestros padres y
abuelos. Pero permítanme revisar un poco más a fondo estas dos creencias.
“El que tiene tienda que
la atienda”, implica que el dueño esté haciendo solo una de las cosas que el
negocio debería de hacer. Un negocio debe atender a sus clientes, pero también
debe asegurarse que haya margen en las ventas, que haya nuevos prospectos para
tener más clientes, que haya evaluaciones para saber si sus clientes estén
satisfechos, que haya una estrategia de futuro para saber que podrá enfrentar
los cambios que en su entorno, etc.
Podemos entender mejor
el efecto de lo que piensa el dueño, con la creencia de que “A ojo del amo,
engorda el caballo”. Lo cierto es que
para que puedas ver el caballo te tienes que alejar de él. No puedes ver el caballo a 10 centímetros de
distancia. Verás únicamente una parte pequeña del caballo. En pocas palabras,
el dueño debe de ver el bosque completo y no solo los árboles.
El verdadero reto del
dueño de un negocio es pararse afuera y lejos del negocio para saber qué es lo
que debe hacer para desarrollarlo y consolidarlo, y luego volverse a meter para
hacer lo que tenga que hacer para desarrollarlo.
Muchos dueños de negocio
únicamente operan el negocio en el día a día, saliendo del paso. Un dueño
exitoso al mismo tiempo que lo opera, hace lo tenga que hacer para que poco a
poco siga operando sin él.
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