¿Crees que es posible enseñarle a una
persona cómo ser empresario?
Algunas personas, expertos en
negocios, opinan que cualquiera puede aprender; otras que los empresarios
tienen una personalidad natural, que son diferentes, y por consecuencia, es
imposible aprender estas características.
¡Fomentar el Espíritu Empresarial
es la clave!
En esta era de la competencia y de
libertad económica, es 100% saludable fomentar en los niños la cultura
empresarial, sustentada por valores y principios. Estudios sobre niños de nivel
preescolar indican que uno de cada cuatro niños muestra actitudes e intereses
empresariales. Sin embargo, al llegar a la edad de la preparatoria, sólo el 5%
de los estudiantes mantiene esa característica. El sistema educativo es
restrictivo y conformista y no estimula la creatividad y libertad mental de un
empresario.
Existen algunas recomendaciones
válidas y saludables para los niños: que los padres generen negocios conjuntos
con sus hijos, desde recompensarlos porque hagan limonadas para la familia,
hasta pagarles por lavar los automóviles de la casa. El enfoque de “negocio
conjunto” enseña a los niños a ser responsables y también muestra que la
justicia construye los negocios. De manera que el niño aprende que el trabajo
honesto trae logros y recompensa económica.
¿Cuáles son
las características de un espíritu empresarial?
Pasión por
el negocio: El empresario debe
tener más que un interés casual en el negocio, porque habrá muchos obstáculos y
problemas que vencer.
Tenacidad a
pesar del fracaso: Debe ser persistente y no declararse vencido con facilidad. Walt Disney
fue a la quiebra tres veces antes de filmar su primera película de éxito. Henry
Ford fracasó dos veces. Nunca hubieran tenido éxito si se hubieran rendido con
facilidad.
Confianza y
Autodeterminación: Tienen confianza en sus habilidades y en el concepto de negocios. Creer
que poseen la habilidad de lograr todo aquello que se proponen. Es común que
los empresarios lleguen a conocer a fondo una industria o negocio mientras
trabajan para otra persona. Por eso, es correcto y útil comenzar por trabajar
por varios años en empresas de otros, para aprender. Además, el empresario
actúa por voluntad propia, no es empresario por obligación ni por un azar del
destino. El empresario cree que su éxito o su fracaso depende de sus propias
acciones.
Manejo
inteligente del riesgo: No invierten todos sus recursos y tiempo en el negocio sino hasta que
parece viable. Los empresarios a menudo definen los riesgos durante una etapa
temprana en el proceso, y los minimizan en todo lo posible.
Entendimiento
de que los cambios son oportunidades y conciencia del transcurso del tiempo
Buscan el cambio, responden a éste y
lo explotan como una oportunidad. Esta explotación del cambio es la base para
la innovación. Los empresarios están conscientes de que el tiempo pasa con
rapidez, por lo que frecuentemente parecen ser impacientes.
Iniciativa
y necesidad de realización: Su disposición para actuar sobre sus ideas los distingue a menudo de
aquellas personas que no son emprendedoras. Los empresarios de éxito tienen una
mayor necesidad de obtener sus objetivos que la población general.
¿Te sientes identificado con alguna
de estas características?
¡Adelante y no pierdas tu espíritu
empresarial!
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