Por
ActionCOACH José Eduardo Villacís Mora
Como
dueño o como líder del negocio, debes estar consciente de que tu negocio
refleja lo que tú eres, y la manera en que tú vives tu vida.
Conoce
si tienes el perfil de empresario y emprende tu propio negocio
La
administración: la clave para ver crecer tu Pyme. Autoridad
personal y Liderazgo
¿Te
diviertes con tu negocio? si no, mejor dedícate a otra cosa?
Todo
crecimiento y todo cambio implican esfuerzo. Toda situación en la vida tiene su
lado agradable y su lado desagradable pero necesario.
El
estudio es un placer, pero requiere trabajo y dedicación. El criar a los hijos
es muy hermoso, pero requiere un alto nivel de compromiso y responsabilidad.
En
los negocios, que son un reflejo de la vida misma, también existen factores
agradables y que nos motivan. Igualmente, un alto nivel de esfuerzo,
frustración y dificultades que sólo podemos vencer haciendo cosas diferentes y
mejores.
Está
en nosotros elegir el cristal con el que miramos las cosas: si tenemos ojos
únicamente para las contrariedades y las quejas, o si decidimos más bien
fijarnos en las razones por las cuales debemos disfrutar y agradecer por estar
vivos, por tener un trabajo o un negocio que nos permite salir adelante.
Tomemos
la decisión de mirar la vida con anteojos optimistas y enfocados hacia lo que
tenemos de bueno a nuestro alrededor.
El
desarrollo de una empresa está basado en la lógica simple de los negocios. No
se trata de ideas o filosofías excesivamente sofisticadas, sino de la
aplicación constante y disciplinada de un grupo de prácticas, hábitos
comerciales, administrativos, adecuadamente elegidos, implementados y medidos.
Cada
vez que vayas a una capacitación, tomes un entrenamiento, dialogues con otros
empresarios o con tu propio personal, irás recordando cosas, relacionando ideas
y dándote cuenta de acciones simples y concretas que debes llevar a cabo en tu
vida y en tu negocio. No dejes pasar la idea, el Flashazo de lo obvio, toma
nota de él y ponte en acción, mientras más pronto, mejor. Aprendamos a apreciar
lo simple y práctico, que nos lleva muchas veces más lejos que lo sofisticado y
complejo.
¿La
brújula para tu mente? El sistema de activación reticular.
En
nuestro cerebro reside el Sistema de Activación Reticular (RAS), que es un
sistema fisiológico y funcional que hace las veces de un compás o brújula, la
cual rota y da vueltas sin sentido. Imagina las manecillas de la brújula
señalando a todas partes sin detenerse en ninguna, exactamente eso es lo que
pasa con el RAS cuando no tenemos metas concretas y definidas en nuestra vida y
en nuestro trabajo.
Sin
embargo, cuando nos tomamos el trabajo y el tiempo de estructurar objetivos
bien planteados, y nos dedicamos con alma, vida y corazón a lograrlos, sin
admitir pensamientos limitantes, el RAS se enfoca con certeza hacia donde
nuestra decisión consciente lo ha indicado, comenzamos a avanzar hacia el logro
de las metas, de pronto conocemos personas y vemos cosas en las que antes no
habíamos reparado.
Es
entonces cuando estamos listos para hacer realidad nuestros sueños personales y
empresariales. Dos ingredientes clave: fijarnos metas SMART y lanzarnos a la
acción positiva e intensa, con todo optimismo y fe.
Fundamentos
de tu estrategia: misión, visión y valores.
¿El
corazón de un negocio que trasciende hacia la sociedad? Valores.
Como
dueño o como líder del negocio, debes estar consciente de que tu negocio
refleja lo que tú eres, y la manera en que tú vives tu vida. Un negocio se rige
por pautas y límites, reconoce lo que está bien y lo que está mal, lo que es
aceptable y lo que no, en la búsqueda de sus objetivos de venta y rentabilidad.
¿Qué mejor que, de una vez por todas, determinar los valores que van a dar
sentido y significado a mi negocio?
¿La
razón de ser de tu negocio? Misión.
La
misión de tu negocio es una definición “existencial”, es decir que es válida
para ti el día de hoy, mañana y en el futuro. Es el hilo conductor de la acción
de un negocio. No importa si han pasado los años y ha habido cambios en el
negocio, mi propósito de fondo, mi misión sigue siendo el destino final de mi
viaje empresarial.
A
través del tiempo, se añaden o quitan líneas de negocio, se añaden nuevos
mercados meta y se redefinen varios aspectos del negocio, pero mi definición
fundamental se mantiene y le da sentido y dirección a mi negocio.
¿El
mapa exacto del éxito que quieres construir? Visión.
Una
vez que has definido porqué existe tu negocio, es necesario definir exactamente
cómo queremos que nuestro negocio se vea dentro de un período de años
determinado (5 ó 10 años). Esto nos permitirá enfocar mejor nuestro esfuerzo y
definir metas, proyectos y programas de acción mensual/semanal y diario, para
hacer realidad esa visión para llegar al éxito en el negocio. Debe ser
compartida con todo entusiasmo por el dueño del negocio o por el directivo con
sus empleados de todos los niveles, y convertirse en el motor del trabajo y en
la fuente de energía e inspiración para todos.
El
objetivo final de esta etapa de definiciones estratégicas es mover a nuestra
gente hacia el futuro, lograr despertar un sentimiento de participación y
pertenencia en ellos. Cuando no se ha definido el destino y el futuro deseado
de nuestra organización, los objetivos y metas intermedias son incoherentes y
desconectados unos a otros, es difícil establecer prioridades e incluso el
trabajo del día a día se vuelve desordenado y sin orientación suficiente.
¿Qué
exactamente te propones conseguir para lograr el éxito en los negocios? Metas y
seguimiento.
Metas
bien definidas son una herramienta de su propia realización, y metas mal
definidas son una herramienta de su propio fracaso.
Las
metas deben ser S.M.A.R.T:
Específicas:
claras y sin lugar a interpretaciones.
Medibles:
que pueda monitorearse su cumplimiento y haya un acuerdo de cómo se lo va a
hacer Alcanzables: de otra manera sólo generan frustración e indiferencia.
Orientadas
a resultados: todos los responsables de hacer realidad la meta deben saber y
entender por qué la meta es necesaria, cómo impacta en resultados para llegar
al éxito en los negocios.
Con
tiempo fijado: aunque no sea una actividad urgente, pongámonos fechas siempre,
y comprometámonos con ellas. Y, por supuesto, de nada sirven las metas sin un
seguimiento intenso, sistemático e incansable que genere la energía, compromiso
y responsabilidad en tu equipo de trabajo, que son indispensables para que el
éxito esperado se convierta en una realidad.
¿Qué
acciones tomarás en tu negocio y en tu vida, en este sentido?
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