viernes, 3 de junio de 2016

Mantén el Equilibrio Negocio – Familia

Por ActionCOACH José Juan Sáenz | México

Tu matrimonio puede entrar en crisis si no logras separar el negocio y tu vida, ya sea un conflicto de poder, falta de atención o división de espacios, cual sea de éstos pueden generarte problemas.

Dentro del universo de dificultades que existen en las Empresas Familiares, las derivadas del matrimonio-empresa afrontan un grado de dificultad mucho mayor, sobre todo cuando las pasiones humanas vulneran la estabilidad de la pareja y del negocio. Pensemos en un caso que pasa muy común: los celos. Cuando uno de los esposos siente celos, es muy probable que lo haga hacia personas cercanas a la empresa: clientes, proveedores, colaboradores o hasta empleados de la misma empresa, sí, sienten celos de la empresa como si fuera una persona.

Lo preocupante es que este escenario se complique y se dificulte tanto que la empresa comience a sufrir por la pérdida o disgusto de la clientela y, en consecuencia, por la pérdida de ingresos.

Una situación así no es ajena en la vida de todo matrimonio. En este caso, se hace más complejo porque se involucra un negocio o empresa donde ambos trabajan.

Conviene destacar el impacto que la dimensión familiar tiene en la empresa, en ocasiones se piensa que pueden mantenerse perfectamente separados estos dos ámbitos. Esto suele ser más bien lo contrario, los problemas en la casa se proyectan en la empresa y viceversa. Si en el matrimonio hay problemas y ambos esposos están trabajando en la empresa, con toda seguridad llevarán sus diferencias al ámbito profesional.

Un primer aspecto a considerar cuando se presentan los celos, es la probable falta de atención del marido en la relación por exceso de trabajo.

En el matrimonio, es más normal que el hombre rápidamente deje de tener los detalles y el mismo trato que tuvieron durante el noviazgo con su esposa. Mujer y hombre necesitan satisfacer ciertas necesidades. Algunas de las más comunes en las mujeres, son el afecto, compromiso, honestidad y franqueza, que regularmente, dejan de ser atendidas.

El hombre por su parte necesita que su esposa esté orgullosa de él, que lo admire. Además, él espera que su esposa sea una buena compañera, no una buena jefa. En este sentido, ella puede también estar provocando el comportamiento que trata de evitar. Su esposo puede estar canalizando de manera inadecuada la satisfacción de estas necesidades con las clientas. El gran riesgo es que pueda pasar a algo más que una relación cliente-proveedor.

Es probable que el marido tenga atenciones y un trato con las clientas que su esposa no reciba, y cuando la esposa ve a su marido tener detalles con otras mujeres, los cuales ella no recibe, la forma como quizá mira a las clientas y la falta de satisfacción de necesidades esenciales, es lógica que la esposa reaccione de manera celosa.

Es probable que la mujer comience a buscar la atención de su marido: "Mírame, atiéndeme, quiéreme". Esta forma de reaccionar la vemos en otros ámbitos. El hijo que se porta mal en la escuela, ante la soledad y abandono que siente, buscando maneras de llamar la atención.
Lo recomendable, es la comunicación. Donde ella deberá comunicar sus sentimientos a su marido y buscar fortalecer su relación matrimonial, dedicando tiempo para los dos. Y donde el hombre, quien generalmente es quien está a cargo de la empresa, comience a delegar actividades y poner horarios específicos para dedicarle al trabajo para tener más tiempo de calidad con su esposa y con sus hijos.

Otro aspecto que genera muchas complicaciones entre esposos (y también entre hermanos) es el ejercicio del poder. ¿Quién manda en la empresa? No hay negocio que funcione sin una cabeza y es muy difícil funcionar con dos cabezas. ¿Puede un avión pilotearse con dos capitanes? No. Hay un capitán y un co-piloto. La parte complicada no es ser el capitán, es ser el copiloto. ¿Con quién trato en el negocio? ¿Con mi esposa o con el director general? ¿Cómo es la relación de un matrimonio cuando mi jefe (en la empresa) es mi esposa? Espero que respondas estas preguntas mentalmente.

La interacción de familiares en el negocio es algo fundamental que debe resolver toda empresa familiar. Hay que considerar en este sentido que la empresa es de los ámbitos menos indicados para lograr la armonía familiar. Si quiero mantener a la familia unida, la empresa no es el mejor de los medios. No queremos decir que sea imposible, pero las fricciones y conflictos naturales en todo negocio suelen cobrar mayores dimensiones por los componentes emocionales que conlleva toda relación en familia.

Es fundamental en esta pareja la comunicación y el diálogo. Buscar momentos donde puedan convivir como esposos. Necesitan estar muy pendientes el uno del otro, tenerse detalles y palabras de cariño.

Finalmente, deben decidir si pueden trabajar juntos. Se requiere de mucha confianza y madurez de ambos para hacer que una relación familiar funcione en el trabajo. Difícil, pero no imposible.

Cuando se logra trabajar como pareja en equipo, se logra una colaboración y un empuje espectacular. Cuando esto no es posible, se pone en riesgo el matrimonio, la familia y por supuesto, el negocio.

Alguna vez te has preguntado, ¿existirá realmente un balance adecuado entre mi vida empresarial y mi vida personal? Les aseguro que puede ser una de las preguntas más trascendentales de tu vida. Respóndete mentalmente.

¿Cuántas horas diarias le dedicas a tu negocio o trabajo?, ¿8, 10, 12, 14 o más? ¿Te has preguntado cuál es el precio que estás pagando por esto? ¿Cuál es el precio de que tú – y en ocasiones tus familiares más cercanos – pasen la mayor parte de su vida “metidos” en el negocio?

Desde luego que el negocio es muy importante y es el “proveedor” de los medios necesarios para salir adelante con los gastos familiares y al mismo tiempo brindarnos seguridad, pero que hay del tiempo que el negocio “te deja” para estar con tu familia, del tiempo que quisieras tener para volver a practicar algún deporte, jugar golf con tus amigos, retomar tus hobbies, seguir estudiando, aprender a tocar un instrumento musical, o el viaje que tienes años posponiendo debido a que no te puedes alejar de tu negocio, ¿te ha pasado?.. ¿¡a cuántos eventos de tus hijos has dejado de asistir porque “no puedes dejar sólo el negocio!? y la lista continúa...

Recuerda que todos los excesos son malos, y el hecho de excederte en las horas que estás “metido” diariamente en tu negocio también te genera grandes problemas.

Te puedo compartir la historia del dueño de una mueblería que pasó 40 años de su vida trabajando sin fallar de 09:00 a 20:00 horas, le pagó a su dos hijos buenas escuelas, les dio una vida “cómoda” porque nunca les faltó dinero para comprase lo que ellos quisieron, su esposa siempre tuvo carro de modelo reciente, etc., pero durante el proceso de Coaching que tuve con él se fue dando cuenta que era un verdadero extraño para su familia, que apenas intercambiaba comunicación con su esposa e hijos, ¡que realmente era un completo extraño en su propio hogar! ¿no será éste tu caso?

Hace poco tiempo, tuve la oportunidad de ayudar a otro empresario en un proceso de Coaching personalizado cuando su negocio apenas tenía 3 años de haber iniciado. Él es contratista y pasaba la mayor parte del tiempo viajando por la República, ausentándose de su casa por semanas. A pesar de que económicamente estaba logrando sus objetivos, en la parte personal se dio cuenta que estaba perdiendo a su familia, apenas y pasaba tiempo con sus hijos pequeños, y que el precio del éxito de su negocio estaba resultando muy caro en su vida personal.

Fue entonces que decidió salir de su zona de confort, hacer cosas diferentes e invertir para lograr un balance en su vida. Un balance que yo llamo Negocio – Familia.

Comenzamos “alineando” sus objetivos personales con los objetivos de su negocio, de tal forma que se complementaran y no se obstaculizaran unos objetivos con otros.


Ya una vez los objetivos bien definidos, el siguiente paso fue desarrollar el Plan de Trabajo donde definimos las estrategias que debía seguir durante los próximos 12 meses, y gracias a su empeño y el cumplimiento de las tareas que le asigné durante el proceso, ahora se encuentra muy satisfecho a nivel económico y por supuesto, en algo que personalmente considero muy importante, por el tiempo que ahora tiene para compartir con su esposa y sus hijos.

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