Por ActionCOACH María Inés
Moran
En los procesos de
comunicación interpersonal, el 55% de la información es transmitida a través
del lenguaje corporal y sólo el 45% restante, a través de las palabras. En el
proceso de negociación, de principio a fin,
hay que cuidar tanto lo que decimos como la correcta utilización de
dicho lenguaje. Lenguaje corporal.
Si desarrollamos nuestra
capacidad de observación, concentrándonos en nuestro interlocutor e
interpretando correctamente su lenguaje corporal, obtendremos una información
adicional muy valiosa para adaptarnos a la situación según nuestros intereses.
A continuación les comparto
las conductas generales de un negociador de dos perfiles típicos: negociadores
competitivos y negociadores colaborativos.
Lenguaje corporal del
negociador competitivo:
El negociador competitivo
pretende conseguir los objetivos propios a la vez que la otra parte no consiga
los suyos. Suelen ser negociaciones duras que se basan en el regateo
Las principales
características son:
Comienzan con un leve o
ningún apretón de manos, saludan con una sonrisa irónica y, si dan la mano, lo
hacen con la palma hacia abajo.
Cuando te dejan hablar
rehuyen la mirada, evitando el cruce directo con los ojos para que no puedas
condicionarles con tu forma de expresarte.
Si son ellos los que tienen
la palabra, entrelazan los dedos para demostrar autoridad.
Cuando la otra parte empieza
a hablar y quieren demostrarnos que no se nos están escuchando, o si realmente
es así, miran hacia abajo. 7 errores de lenguaje corporal y gestos
Mientras permanecen sentados
evitan que sus rodillas se dirijan hacia la persona que está hablando.
Si los temas tratados en la
negociación les parecen aburridos miran hacia el suelo al mismo tiempo que
descansan la cabeza sobre las dos manos. De vez en cuando cruzan las piernas y
balancean levemente uno de los pies.
Y en cuanto al negociador
Colaborativo, éste busca satisfacer las necesidades propias a la vez que la
otra parte también lo consiga. Son negociaciones sinceras que se basan en la
solución conjunta de sus respectivas necesidades. Para ello normalmente se empieza
creando un clima de confianza.
¿Cuál es su comportamiento?
Lo primero que hacen es dar un firme apretón de manos.
Al presentarse y hablar, dirigen la mirada a los ojos.
Al entrar en la sala caminan erguidos para demostrar seguridad y confianza en uno mismo.
Si quieren demostrar que están impacientes por comenzar la negociación se frotan levemente las manos o golpean ligeramente los dedos.
Al inicio de la conversación, si es la otra parte la que habla, inclinan la cabeza levemente hacia delante para mostrar interés en lo que la otra parte está diciendo.
Al hablar acompañan su exposición gesticulando con las manos abiertas, demostrando sinceridad y franqueza.
Cuando asienten con frecuencia mientras la otra parte expone su argumentación, se inclinan hacia delante y cuando intervienen lo hacen con una voz activa y animada, es porque están muy interesados en el tema.
A la hora de tomar decisiones se acarician la quijada, inclinando levemente la cabeza hacia delante, exponiendo los posibles acuerdos gesticulando, enseñando las palmas de las manos.
Es conveniente que al mismo
tiempo que un negociador prepara todo lo que va a decir, se prepare también el
lenguaje corporal que va a utilizar en cada momento.
La pregunta importante:
¿esto se puede aprender?
Como todo conocimiento y
habilidad está claro que sí.
Se aprende conociendo las virtudes y posibles
mejoras de cada negociador, utilizando herramientas adecuadas para la correcta
preparación tanto del lenguaje verbal como del no verbal y realizando
grabaciones y juegos de simulación que reflejen la realidad.